martes, 4 de marzo de 2014

LA IMPORTANCIA DE LOS ABUELOS EN NUESTRAS VIDAS

¡Al rescate de los abuelos!

Algunos cambios sociales y las condiciones actuales de vida están marcando la función de los abuelos dentro de la familia. Es indudable el importante papel que los abuelos tienen en la vida de los niños. Gracias al aumento de la longevidad, actualmente hay más personas que nunca con posibilidad de ser abuelos, y de serlo por más tiempo. Sin embargo, diversos factores sociales hacen que a menudo se desaproveche su valiosa contribución a la vida familiar.

La memoria familiar
Los abuelos ocupan un lugar destacado en la vida de los niños. Según el psiquiatra infantil Kornhaber, "para un niño, sólo los padres están por encima de los abuelos en la jerarquía del afecto".
Los abuelos son como "libros vivientes y archivos de la familia", dice Kornhaber. Transmiten experiencia a sus nietos y les inculcan valores. Esta función es especialmente importante en la actualidad, ya que, al pertenecer a una generación en que había menos divorcios y más familias numerosas, los abuelos están en condiciones de "ayudar a los padres y a los nietos a comprender principios hoy olvidados con demasiada frecuencia, y sin embargo esenciales para una buena vida familiar. En pocas palabras "se aprende más de diez abuelos que de diez expertos en temas familiares."
En particular, los abuelos pueden ser excelentes transmisores de la herencia familiar. Para los niños, los abuelos son símbolos vivientes de la tradición y de la trascendencia.
Por desgracia, las nuevas tendencias sociales y familiares privan a muchos niños de los abuelos. En primer lugar, a causa de la brusca caída de la fertilidad, un gran número de personas mayores tienen pocos nietos o ninguno. Y se observa también que los hijos únicos -muy frecuentes ahora- suelen tener a su vez un solo hijo. En opinión de algunos estudiosos, esta escasez de nietos puede tener efectos educativos perjudiciales, al provocar en los abuelos demasiada competencia por el afecto y la atención de los niños.
El problema se complica con el divorcio o la separación. Cuando los padres se separan, los niños pierden dos abuelos, generalmente paternos, ya que suele ser la madre la que se queda con los hijos. Para la madre divorciada, la ruptura con el marido lleva naturalmente a cortar la relación con los suegros, como parte de su deseo de enterrar los antiguos vínculos. Así, es frecuente que la madre impida que los padres del ex marido visiten a sus nietos. Lo que resulta doloroso para los abuelos paternos y para los niños, que siguen ligados con lazos de sangre y se siguen queriendo.
Los abuelos maternos están en otro caso. Muchas veces han de llenar el vacío creado por la desaparición del padre al producirse el divorcio. Cuando unos abuelos ejercen las funciones que normalmente corresponden al padre, se crea una situación ambigua. Para el niño, los abuelos son objeto de cariño particular y están investidos de una autoridad distinta de la del padre. Si se mezclan los papeles, el niño parece tener unos abuelos demasiado enérgicos o unos "padres" excesivamente blandos.

Vivir en las afueras
Ahora es más difícil que los abuelos vivan cerca de sus nietos. Las distancias hacen que la familia nuclear lleve una vida separada de los demás parientes. A menudo los abuelos están tan lejos que no pueden visitar a los nietos de forma más o menos regular. Las visitas periódicas no son suficientes para que los abuelos lleguen a formar parte de la vida diaria de la familia, por lo que se convierten en algo parecido a los actos sociales, como las reuniones con los amigos.
Los abuelos tienen la posibilidad de llenar los últimos años de su vida con una tarea muy útil y satisfactoria: dedicarse a sus hijos y nietos. Por eso, los padres deberían tener en cuenta el factor de la proximidad de los abuelos a la hora de fijar su residencia. Conviene también "apagar más a menudo la televisión y el video para que los nietos puedan escuchar historias narradas por los abuelos". Hay que hacer un sitio a los abuelos en los planes familiares, para que compartan con los nietos las vacaciones, los días de fiesta y planes familiares.
Hoy los abuelos son más necesarios que nunca. Su ayuda puede ser especialmente valiosa para los matrimonios jóvenes que necesitan dos sueldos. Pero los abuelos son mucho más que una buena guardería: son un eficaz complemento de la tarea educativa de los padres, ya que la asignatura que imparte el abuelo no se enseña en ningún otro sitio.

Los abuelos juegan un papel fundamental como sostén de las familias
Más del 50% de los abuelos cuidan de sus nietos a diario
El 22% pasa más de siete hora al día con ellos
La dedicación familiar de los abuelos contribuye de forma decisiva en tiempos de crisis. Afrontan el sostenimiento monetario y educan a los nietos. Para muchos el cuidado de los niños es una obligación. Y reciben el calor, el cariño y la compañía de sus nietos a los que crían mientras sus padres trabajan.
No sólo ayudan al cuidado de los nietos cuando sus padres están trabajando, también ayudan económicamente a sus familias.
Ocho de cada diez españoles considera que, sin la ayuda de muchos abuelos y abuelas, no podría sostenerse el actual modelo social.
La excesiva responsabilidad les puede hacer vivir un sentimiento entre la felicidad y el agobio
Los abuelos y abuelas se sienten divididos entre el disfrute que les produce poder pasar tiempo con sus nietos y la excesiva responsabilidad que exige su cuidado y educación.
Además, temen que tras cuidar hijos y nietos durante su vida "nadie se preocupe de cuidarlos a ellos" si lo necesitan.
Las nuevas exigencias en las familias con más dificultades económicas, hace que la teoría clásica del cuidado de los nietos, que indica que los padres educan y los abuelos 'malcrían, haya tenido que revisarse. De este modo, los abuelos asumen, en muchos casos, un nuevo rol en la educación convirtiéndose en inevitable "colchón" en estas familias con dificultades para contratar guarderías o canguros para los hijos.
Así, ante el nuevo rol, el disfrute de la educación puede "agobiar o abrumar" a los abuelos por la sensación que se produce de "una vida hipotecada" y, sobre todo, por la falta de certeza de saber qué piden los hijos cuando dejan a los nietos con sus abuelos: "Dejan a los hijos a su cuidado pero, generalmente, no piden que se eduquen de una u otra forma, por lo que los abuelos no saben a qué atenerse". Esto hace que los abuelos no sepan si aplicar sus propios criterios educativos, los de los padres o consensuarlos.
Por ello, con el objetivo de evitar la sensación de agobio que se produce en muchos abuelos encargados de la educación de los hijos, hay que defender la "necesidad de reivindicar lo propio", como el derecho a contactar con los nietos por disfrute y no sólo para su cuidado, y la "necesidad de marcar límites", salvando tiempo propio para realizar otras actividades y ayudando a cuidar los nietos para que los hijos "vivan", pero no "para que vivan mejor".

No hay comentarios:

Publicar un comentario