Por fin huele a verano y por fin huele a vacaciones, el
periodo estival más esperado por los niños y, en algunos casos, más temido por
los padres.
En las últimas décadas ha aumentado considerablemente el
número de parejas que se separan tras las vacaciones.
Más tiempo para pasar juntos, los niños, las cenas, los
viajes… El verano ha demostrado ser uno de los peores enemigos de la vida
conyugal. De hecho, después del verano, el índice de divorcios y separaciones aumenta.
¿Superaremos este verano la prueba?
El trabajo, los horarios, las comidas… Durante el año es muy
probable que no pases ni unas horas al día con tu pareja. En verano, sin
embargo, esto cambia y el tiempo en familia aumenta considerablemente. Éste, según
los expertos, es el motivo que explica el aumento de divorcios y separaciones
después de las vacaciones estivales.
La falta de comunicación y los defectos que durante el año
se soportan, se hacen mucho más evidentes en verano, cuando la pareja dispone
de tiempo para disfrutar juntos. Por eso, el 28% de los divorcios que se
producen en España tienen lugar en el tercer trimestre del año. Así que te
aconsejamos paciencia, mucho amor y sobretodo mucho romanticismo para que tu
pareja salga intacta de estos días de descanso.
Los datos hablan por
sí solos
Desde 1981, año en el que se legalizó el divorcio en España
se han producido más de 2,5 millones de rupturas. Pues bien, desde 2005, año en
que entró en vigor la ley del “divorcio exprés”, se han producido 755.095
rupturas, de las cuales 636.454 eran divorcios. Así, el 50% de los divorcios
consumados en las últimas tres décadas se han ejecutado en los últimos 6 años.
295 parejas ponen fin a diario a su relación.
Vamos, que en menos
tiempo del empleado en leer este artículo se ha producido una ruptura en
nuestro país.
Un matrimonio pone fin a su relación cada 4,8 minutos. Y es
que cualquier tipo de contrato -bien sea uno laboral, de compraventa de una
vivienda o incluso el que mantenemos con una compañía telefónica- es más
difícil de romper a día de hoy que el pacto matrimonial.
Y es que como recuerdan en el “Instituto de Política
Familiar” (IPF), el paso previo de la separación antes del divorcio quedó
eliminado tras la ley de 2005, de tal forma que en unos pocos días la ruptura
puede ser consumada.
¿Es sólo debido a una
ley que ha facilitado el divorcio o también se ha producido un cambio de
mentalidad?
Existen factores culturales. Ante las crisis parece que la
única opción es la ruptura, rehacer tu vida. No existe una mentalidad de dar
una segunda oportunidad. Además, apuntan en el IPF, cierta idealización de las relaciones ha originado que al
mínimo problema “pensemos que el amor se ha terminado”. Tampoco hay que olvidar
que “la ausencia de una conciliación familiar y laboral ha dado pie a una falta
de comunicación” entre las parejas.
Hablamos de 2,5 millones de historias marcadas por los
fracasos personales, pero también por los menores que los han sufrido. Según
estima el IPF, alrededor de dos millones de hijos han sido los que más han
perdido en la ruptura. “Cuando un niño ve que las dos personas a las que más
quiere en el mundo se separan, puede pensar que es por culpa suya”. Por ello
puede sufrir grandes problemas psicológicos. Además, una ruptura le transmite
una serie de contravalores: la fidelidad, la entrega y el sacrificio no merecen
la pena.
Hay que saber actuar con mano izquierda, intentando aparcar
los sentimientos y las emociones y negociar las condiciones económicas con
“racionalidad y generosidad” para encontrar soluciones de manera rápida y
eficaz. Durante un divorcio conflictivo, se plantea quién se queda con la
vivienda que sirvió de hogar familiar, se produce la batalla por la custodia de
los hijos, se negocia la pensión de alimentos y el régimen de visitas de los
menores cuando uno de los padres tiene la custodia exclusiva y se liquidan los
bienes comunes. A veces, un divorcio pone fin a un matrimonio y abre el camino
a una nueva forma de vida en la que las personas que en su día habían decidido
compartir el resto de sus días acaban denunciándose en comisarías y tribunales
y convirtiéndose en enemigos “vitalicios” inmersos en una verdadera batalla
campal.
Pero el divorcio puede ser “una ventana de aire puro” y “una
vía de escape” para los matrimonios que llegan a marchitarse y convierten a los
cónyuges en individuos infelices en una relación de pareja que no satisface sus
necesidades o ambiciones personales o supone “una auténtica tortura”.
LAS CAUSAS DE
DIVORCIO MÁS PECULIARES
Las causas alegadas por los miembros de un matrimonio para
solicitar el divorcio son tan heterogéneas y variopintas que muchas de ellas
sobrepasan el absurdo. Los matrimonios ya no son para toda la vida por
cuestiones que van desde el aumento de las exigencias sobre la vida en pareja
hasta la idealización del amor romántico. Sin embargo, los abogados
especializados en divorcios han comprobado que, cada vez con más frecuencia,
cualquier excusa vale, por esperpéntica que sea, para iniciar un proceso de
separación.
1.
“El loro me chivó que tenía una amante”
Una mujer utilizó a su loro como prueba de
que su marido le estaba siendo infiel.
2.
“Está obsesionado con la limpieza y el orden”
Todo en exceso es malo, tanto que hasta la
pulcritud puede ser una causa fulminante de divorcio.
3.
“Me lo han pedido los extraterrestres”
Las abducciones alienígenas también pueden
generar problemas de pareja. Sobre todo cuando los extraterrestres eligen a uno
para que sea su mensajero en la Tierra.
4.
“Tenía otra pareja virtual y era yo”
Ligar por Internet o ser infiel con alguien
que se conoce a través de la red no es nada extraño hoy en día. Lo que más
llama la atención es emprender una relación virtual con la persona que vive
bajo su mismo techo y ya es su pareja, sin saberlo.
5.
“No me gusta la comida de mi suegra”
La tensión con la familia política puede
conducir a problemas serios en la pareja. La relación nuera- suegra suele ser
la más tensa.
6.
“Me aburro haciendo el amor”
Los problemas de cama están detrás de una
buena parte de las rupturas de pareja.
7.
“Me mintió con su edad”
Una década casados debería ser suficiente
para conocer la fecha de nacimiento de la pareja, pero no siempre es así.
8.
“Está todo el tiempo dándole de comer a los
perros del barrio”
Algunos hobbies de toda la vida pueden llegar
a romper una relación de tiempo cuando estos llegan al rango de adicción, por
muy extraña que pueda parecer.
Los sentimientos del
niño ante el divorcio de sus padres
Ante el divorcio de los padres los niños pueden sentirse
angustiados, deprimidos, enojados y/o agresivos. Hay que ayudarles a entender
la situación y a aprender a manejar sus emociones.
El divorcio es difícil para todas las personas involucradas.
Pero para los niños lo es todavía más:
-
Se enfrentan a un hecho inesperado para el que
no están preparados.
-
No tienen ningún control sobre la situación.
-
Los cambios y el no saber qué va a suceder les
generan mucha angustia.
-
Debido a su edad tienen pocas herramientas para
manejar sus emociones y los problemas a los que se enfrentan.
-
Su seguridad y bienestar emocional depende de
sus padres y en el momento del divorcio, estos no pueden darle todo el apoyo,
amor y ayuda que necesitan.
¿Qué hacer?
-
Respeta la manera de ser de cada uno de tus
hijos, aunque sea distinta a la tuya y trata de favorecer la comunicación.
-
Si su conducta es negativa o agresiva no lo
permitas. No lo compadezcas ni disculpes pensando que actúa así porque está
sufriendo. En esos momentos necesitan límites estables y firmes.
-
Recuerda que el niño no es un adulto chiquito.
Percibe y reacciona de manera distinta y necesita el apoyo, el cariño y la
comprensión de sus padres para que el divorcio los afecte lo menos posible.
-
Seguramente en esos momentos es difícil tener
paciencia, tranquilidad y tiempo que dedicarle a tus hijos, pero es importante
que hagas un esfuerzo. Piensa que para ellos es más difícil que para ti al ser
más pequeños y tener menos herramientas.
-
Si los abuelos o tíos están emocionalmente cerca
de tus hijos, pueden ayudarte, aunque no sustituirte.
Todo divorcio tiene repercusiones
sobre los niños implicados. Muchas veces su reacción inicial es de conmoción,
tristeza, frustración, enfado o preocupación. Pero los niños también pueden
salir de un proceso de divorcio más preparados para afrontar el estrés y muchos
de ellos se convierten en jóvenes más flexibles y tolerantes.
Darle la noticia
En cuanto estés seguro de tus
planes habla con tu hijo sobre la decisión de separarte. Aunque no exista una
manera fácil de dar la noticia hay que intentar que ambos papás estén presentes
durante la conversación. Es importante dejar a un lado los sentimientos de
enfado, culpa o remordimiento. Antes de hablar con vuestro hijo practicar cómo
se lo vais a decir sin alterarse ni enfadarse.
Aunque la conversación sobre el
divorcio debe adaptarse a la edad, grado de madurez y temperamento del niño,
hay que asegurarse de transmitirle al niño un mensaje fundamental: lo que ha
ocurrido es un asunto de papá y mamá y él no es en absoluto culpable. Y siempre
recordarles que los hijos y los padres están unidos para toda la vida, padres e
hijos no dejan de quererse ni se divorcian nunca.
Y esto es en esencia lo que nos
transmite el libro de Pilar Serrano “Si mamá dice blanco papá dice negro”.
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